miércoles, 14 de julio de 2010

Depresión Posparto:
Mamá fuera de servicio


Ps. Claudia Badilla
Psicóloga Clínica
Clínica Ciudad del Mar
Mal estado de ánimo, llorar por todo, no poder disfrutar de nada. Subir o bajar de peso, mucho sueño o insomnio y cansancio todo el día. Todo lo anterior sumado a que acabamos de ser madres y ese recién nacido que está en la cuna, a quien en el fondo amamos, nos produce temor o rechazo.


Es la Depresión Posparto (DPP), trastorno del estado del ánimo que se presenta durante el primer año siguiente al nacimiento de un hijo. Suele iniciarse en las primeras 6 semanas del puerperio (después del 3º día), con peak en la semana 12, e incluso puede extenderse alrededor de 6 meses, o mantenerse más allá de lo esperable a partir de cambios fisiológicos propios de este periodo. Afecta entre un 10 a 20% de la población de mujeres en el posparto.

Esta patología se caracteriza por hacer sentir a la madre una reticencia a asumir el cuidado del bebé y, en casos severos, llega a tener pensamientos recurrentes de muerte o aun ideación suicida. Es una enfermedad que provoca sentimientos de culpa y también problemas sociales y laborales. Estudios han evaluado consecuencias de la DPP en la calidad de vida de la mujer, en su actitud y estilo de crianza, en el desarrollo emocional del hijo, la calidad del vínculo afectivo y el apego. También puede afectar el desarrollo cognitivo del niño, su lenguaje, su desarrollo psicomotor, social y conductual. Además tiene efectos en la disminución de la libido de la paciente y repercute en la salud del cónyuge, quien puede presentar afecciones psicológicas, depresión y agresividad.

Se ha demostrado que la DPP es más usual en mujeres con patologías del embarazo o del recién nacido y antecedentes de depresión previa. También se asocia a madres que tienen una relación insatisfactoria con su pareja, escaso apoyo y bajo nivel socioeconómico y también a embarazo adolescente.



Para diagnosticar esta enfermedad se usa una entrevista, con juicio clínico en base a criterios diagnósticos para el Trastorno Depresivo Mayor (de inicio en el posparto), descritos en manuales de diagnóstico psiquiátrico. Esta afección no debe confundirse con otros trastornos afectivos del puerperio, como la Tristeza de la Maternidad, que afecta a un 50 a 80% de las mujeres y, aunque hay llanto e irritabilidad, éstos no llegan a deteriorar la actividad cotidiana. Otra patología menos frecuente pero más grave es la Psicosis Puerperal, que se manifiesta con confusión, despersonalización, insomnio, delirio con alucinaciones, episodios de manía y de depresión severa. Puede traer consecuencias tan extremas como el suicidio o el infanticidio.

Para tratar la DPP se requiere una aproximación multidisciplinaria. Se ha demostrado la eficacia de fármacos antidepresivos, eligiendo los que tienen menos factores nocivos para la salud del hijo. También es clave la Intervención Psicosocial, a través de consejería y acompañamiento de otra mujer, y fortaleciendo las redes sociales, por ejemplo, con la participación de la pareja en el tratamiento. También es importante la Psicoterapia en que se aborde este trastorno como una forma especial de depresión.

Pero lo crucial es diagnosticar y tratar el problema a tiempo, para evitar que sus efectos afecten la relación madre-hijo de por vida.