miércoles, 1 de diciembre de 2010

Dr. Ricardo Larrea
Otorrinolaringólogo
Clínica Ciudad del Mar

Cuando alguien tiene rinitis, no sólo sufre la nariz. Esta patología es una inflamación de la mucosa respiratoria, que abarca las fosas nasales y los senos paranasales, incluso llega hasta los bronquios, como lo dijo ya hace años el Dr. Schiaffino.
Las fosas nasales abarcan hasta la zona que está por detrás del ojo, continúan hasta encima de la boca y comunican con la faringe, también con el oído medio a través de la trompa de Eustaquio. Los senos paranasales, que están alrededor de la nariz, desembocan en ella mediante agujeros de drenaje.
Esta mucosa se inflama porque determinadas sustancias al ser respiradas provocan en los pacientes alérgicos una reacción inmunológica del organismo, que fabrica anticuerpos, en este caso la inmunoglobulina E, una proteína que busca neutralizar a esta sustancia extraña, llamada alergeno. Esto es lo que produce la respuesta inflamatoria, que inicia una “cascada alérgica”, en que el cuerpo libera histamina (por eso los antialérgicos se llaman “antihistamínicos”) y se genera una serie de molestos síntomas. El más notorio es la rinorrea. Una persona normal puede producir hasta 800 cc. al día de mucosidad, que traga sin percatarse. El rinítico llega  a las 1.200 cc. diarios. También estornuda más de 5 veces seguidas. Siente picazón nasal, incluso es frecuente que los alérgicos tengan en la punta de la nariz una arruga especial llamada “pliegue alérgico”. También la mucosidad se libera hacia la garganta, es decir, sufre “descarga posterior”. Usualmente padece también de dolor de cabeza, que a veces se confunde con sinusitis.
Un 20 a 25% de la población tiene rinitis, sobre todo por factores hereditarios. Se ha comprobado que el aumento en la polución del ambiente, ha incrementado la incidencia de alergias a nivel mundial.
A causa de esta inflamación, el cornete distendido bloquea el paso del aire hacia las fosas nasales y el paciente comienza a respirar por la boca y suele roncar de noche. Pierde el sentido del olfato y también del gusto.
La rinitis puede ser estacional, a causa del polen liberado a comienzos de otoño y primavera, o perenne, que dura todo el año. Una de las causas más frecuentes es el polvo doméstico, pero más que éste es el ácaro dermatofagoide, un arácnido microscópico que vive en las partículas de polvo, en las plumas, en las lanas naturales y que se alimenta del descamamiento de la piel humana. Sus fecas y sus cuerpos una vez que mueren producen la alergia. También los hongos, que abundan sobre todo en zonas costeras, de temperaturas templadas, y la caspa de gatos y de perros.
Esta enfermedad no es fácil de tratar. Una opción es prevenir el exceso de polvo, eliminar plumas, peluches, lanas y alfombras en las habitaciones, pero es muy difícil erradicar los ácaros. El único mecanismo que ha probado su eficiencia hasta ahora es el ionizador de ambientes, que concentra las partículas en suspensión de una pieza.
En cuanto al tratamiento medicamentoso, se usan los antihistamínicos, cuya respuesta varía de acuerdo a cada paciente. También se aplican descongestionantes, que permiten disminuir la inflamación de los cornetes. Los fármacos más eficaces son los corticoides, pero sólo pueden ser usados con supervisión médica y por períodos limitados, porque traen muchos efectos no deseados. Además, se prescriben los inhibidores de leucotrienos, que son muy útiles, pero muy onerosos.
La cirugía de cornetes con radiofrecuencia, permite reducir su tamaño y respirar mejor por la nariz, pero mientras la alergia se mantenga, éstos pueden volver a aumentar de tamaño.
Dado lo molesto de esta patología y que tiene componentes genéticos imposibles de eliminar definitivamente, los pacientes riníticos deben reducir los factores ambientales que les producen alergia, como no tener animales domésticos, no ventilar la casa en primavera, no tener almohadas de plumas o frazadas de lana. Además deben procurar de por vida recibir un tratamiento médico dos veces al año, que les permita tener mejor calidad de vida y evitar complicaciones.









Diabético: Que tu vida sea dulce depende de ti

Dra. Berta Garrido
Diabetóloga
Clínica Ciudad del Mar
Se trata de fuerza de voluntad. Para cuidarse, para restringir lo que hay que restringir, tomarse los medicamentos, evaluarse siempre y hacer ejercicio. Porque un diabético que se autocontrola puede tener una buena calidad de vida y eso en gran medida depende de él mismo.
La diabetes es el exceso de glucosa en la sangre. En la Diabetes tipo 1, esto ocurre porque el páncreas no produce insulina, la hormona que permite que el azúcar entre en las células, por lo que el azúcar se concentra en la sangre. En la Diabetes tipo 2, hay insulina, pero ésta tiene una falla que le impide entrar azúcar en las células. Ambos tipos de diabéticos tienen que hacer un esfuerzo personal permanente para controlar su enfermedad y mantenerse saludables:

Tarea número 1: Insulina y/o medicamentos
En el caso de la diabetes 1, que sobre todo se detecta en niños y adolescentes, la primera obligación del paciente es inyectarse insulina, todos los días de su vida y en la dosis indicada por su médico. En el caso de los diabéticos tipo 2 a veces es necesaria la insulina, pero sobre todo los medicamentos que regulan las deficiencias de la insulina defectuosa que su páncreas secreta.
Los diabéticos deben estar atentos además a una baja de azúcar (es decir una glicemia menor de 60), que se evidencia con sudor, temblores y fatiga y puede terminar con un desvanecimiento. Para eso es conveniente traer siempre a mano una bebida dulce y comprobar con monitor el valor bajo.

Tarea número 2: Nutrición saludable
Evitar el azúcar y los carbohidratos, que se convierten en azúcar, también el alcohol.
Es importante controlar la glicemia y tomar medidas cuando se cometen excesos.

Tarea número 3: Controlarse
Todo diabético debe asistir a controles médicos en forma regular y hacerse los exámenes que permitan valorar la evolución de su enfermedad:
Glicemia: Es importante medirse la glicemia constantemente y en varios momentos del día. Es necesario que en tu próximo control el médico tenga un registro del último período con fechas y horas.
Hemoglobina glicosiliada: Permite evaluar en el tiempo si la diabetes está siendo o no bien controlada. Una persona no diabética tiene 6 como valor normal. Para un diabético, el ideal es llegar a un rango de entre 6,5 y 7. Sobre 8 estaremos en presencia de una diabetes fuera de control.
Cuerpos cetónicos: Si el médico sospecha que el paciente tiene síntomas de que algo no anda bien o si se descompensa, pide un examen que mide la cetonemia, es decir, la presencia de cuerpos cetónicos en la sangre. Éstas son sustancias tóxicas, que dañan los órganos y su presencia amerita hospitalización, incluso en Cuidados Intensivos.

Tarea número 4: Hacer ejercicio
Con la actividad muscular el azúcar entra a las células gracias al estímulo de la insulina provocado por el ejercicio. Esto evita que se concentre en la sangre y por ello baja la glicemia. Sí hay que estar atentos a bajas de azúcar ante un exceso de ejercicios.

Un paciente que se acostumbre a hacer estos 4 esfuerzos podrá vivir en forma normal, previniendo complicaciones. ¡Sólo depende de ti!